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viernes, 13 de junio de 2014

Capítulo 15: Lo que somos, lo seguiremos siendo... hasta el final. (Capítulo final)


Deprimido, triste, atemorizado... apagado.

Así me he sentido estos 6 meses. Mamá juró que él volvería en tres meses, pero ha pasado el doble de tiempo. Le pregunto a mamá y papá porque no volvía y no había una respuesta clara. Ni siquiera ellos sabían que pasaba. No entiendo por que ha pasado esto... Bueno, en realidad si lo entiendo.


Él... probablemente ya no esté en este mundo. Probablemente... haya sido eliminado al incumplir una de las leyes de la guarida de las almas y contarle a un humano su secreto. Pero lo que no entiendo es porque yo no fui eliminado, si él me contó que eliminaban a aquella alma que hubiera revelado el secreto y a la persona a quien se lo había contado. sera tal vez por que... ¿yo soy especial? A lo mejor yo no soy "uno cualquiera", sino que, como me ha confesado un montón de veces, soy esa persona que él lleva buscando desde que llegó a este mundo Por eso, a lo mejor Atzin consiguió que aquel que gobernaba la guarida de las almas (nunca me dijo quien era) le eliminara solo a él. pero... ¿es que yo valgo tanto?

Mi corazón aceleró de pronto. Me gustaba pensar que le importaba lo suficiente como para sacrificarse por mi, pero estaba destrozado por la idea de que yo le obligué a que me contara algunas cosas... Por eso... tenia que volverlo a ver para darle las gracias. Y acababa de descubrir como.

Subí las escaleras de casa deprisa. Tiré la mochila de cualquier manera en mi habitación. Total, ya no me importaba lo que estaba bien ni lo que estaba mal. Subí las escaleras finales que daban al tejado. Observé el paisaje. Un cálido atardecer daba paso tímidamente a una noche en la que a esa hora ya se podían divisar las primeras estrellas. me acuerdo perfectamente de la noche en que Atzin me enseño a volar. fue una sensación tan mágica... Y quería repetirlo. En ese mismo instante, me levanté sin miedo a perder el equilibrio, extendí los brazos, me acerqué al borde del tejado, cerré los ojos y...

Mis pies se elevaron. No sé en que dirección, no sé con que movimiento, pero me sentí mas ligero... por un instante. Segundos después, noté dolor dentro de mí. Cuando el dolor desapareció casi por completo, abrí los ojos, pero no vi nada. Estaba todo lleno de una oscuridad que ya conocía. Sonreí (creo que lo hice). Había conseguido lo que me proponía.

-Estúpido imbécil.

Por fin. Por fin conseguí oírle. Y, como no, había comenzado con sus insultos habituales.

- No... no me puedo creer que lo hayas hecho.
- No sé de que me hablas.
- ¡Mentiroso! ¡Sí que lo sabes! ¿Porque...? - su voz tembló - ¿Por que te has tirado del tejado?
- Quería verte. Quería oír tu voz, pero creí que te habían eliminado, por eso... si aún quedaba algo de tú alma, si hiciese algo arriesgado sabía que tu intentarías detenerme. Ha sido un pequeño salto de nada, pero he conseguido mi propósito.

Se hizo el silencio. Breve, pero intenso.

- No ha sido un "pequeño salto de nada". - dijo, con voz penetrante - Alain, estas muerto. Y esta vez no es broma.

Fue un golpe muy duro para mí.

- Pero... -dije con la voz temblorosa - Yo no quería... Solo fue un salto...
- ... Que te costó la vida. deberías haberlo pensado mejor.
- ¡NO!

Empecé a temblar, o eso creo. Hasta ese mismo momento no me había percatado de que mi cuerpo había desaparecido... en algún momento. Era solo un alma.

- ¿Que voy a hacer? - dije desesperado - ¿Como se lo van a tomar papá y mamá? ¿Y nuestros amigos de la escuela? ¿Y el resto de nuestra familia?
- Ya no importa. Ya no se puede hacer nada. Lo único que puedes hacer seria...
- ¿seria?

Se hizo el silencio, de nuevo. pero este fue aun mas breve que el anterior.

- Alain... No, Valo. Creo que ha llegado ese momento. Aun que de todas formas no tienes otra opción.
- ¿El momento de que? ¿Que opción? ¿De que hablas?
- ... Ha llegado el momento de elegir.
- ¿De elegir el que? - lo entendí de golpe - Oh...
- Si, exacto. Ha llegado el momento de decidir si quieres morir simplemente... o dejar que tu alma se una a mi... PARA SIEMPRE.
- Pero...
- No podemos posponer más esta elección. De hecho no estarías aquí de no ser por mí. He conseguido atraparte aquí justo antes de que murieras, así que tienes que decidir.

Me quedé en silencio. Ahora lo entendía todo. Atzin, por alguna extraña razón, seguía existiendo en forma de alma y estuvo vigilandome todos estos meses porque sabía que yo haría alguna locura y, si yo en algún momento estaba al borde de la muerte me atraparía justo antes de que mi alma se fuera para siempre. Ante esa muestra de amor, tuve muy clara la respuesta.

- ... Sin duda lo haría. Pero...
- ¿Hay un pero?
- Atzin, hay algo que siempre me has estado ocultando desde que apareciste en mi vida. No puedo unirme a ti si no conozco algo tan trivial como eso.
- Oh, te refieres a...
- Si, exacto. Quiero conocer lo que significa Tumma... y también Valo. Quiero saber que significa tu nombre y porque elegiste el mio. Si no sé algo como eso... no puedo pasar el resto de mi eternidad contigo. Lo siento.

El silencio volvió a reinar entre los dos. Creo que Atzin estaba meditando como contármelo.

- Alain... ¿Sabes ese diccionario de finlandés que está en el despacho de papá?
- Mmm... si. Nunca lo he abierto.
- Yo tampoco lo abrí nunca... hasta que supe que iba a tener un hermano.
- ¿Eh?
- Cuando papá y mamá me dijeron que iban a adoptar a un niño, inocentemente pensé que si íbamos a ser hermanos deberíamos ponernos motes, por eso busqué entre los miles de diccionarios que tiene papá en su despacho a ver si había algún nombre que sonara bien y tuviera un significado adecuado. No encontré ningún idioma que me gustara... hasta que abrí el de finlandés. A primera vista me gustó el idioma así que busque adjetivos. No pude encontrar un mote para ti, porque aun no te conocía, pero sí que pude encontrar muchos para mí... Tiempo después, cuando tú me dijiste que te pusiera nombre, entendí que era el momento de volver a consultar el diccionario. Busqué y busqué, pero ninguno me parecía lo suficientemente bueno para ti. Ninguno estaba a tu altura. Pero al fin, después de muchos esfuerzos, lo encontré. Encontré el mote adecuado para ti.

Me conmovió. Jamás pensé que se había tomado tan en serio el hecho de buscarme nombre.

- Una historia muy bonita, pero... aun no me has dicho lo que significan Tumma y Valo.

Sentí una especie de escalofrío que me recorrió todo el "cuerpo". Eso quería decir que él, o lo que quedaba de él, estaba cerca de mí. Casi a punto de tocarme.

- ... Tumma quiere decir "oscuridad". Ese es un adjetivo con el que me identifico. Soy una persona oscura, pesimista, tétrica... Así soy yo.
- ... ¿Y Valo?

Le oí suspirar.

- Valo es todo lo apuesto a mí. Valo quiere decir "luz". Tú eres luz. Tú aportaste luz en mi vida cuando apareciste en ella. Desde la primera vez que te vi en el aeropuerto, algo dentro de mí me dijo que tu eras lo que le faltaba a mi oscuro ser.
- ¿Lo que le faltaba?
- Si. Puede que no te lo haya dicho, pero todas las almas oscuras necesitan otra alma que les de luz para que les iluminen, sino caerán en la desgracia. Del mismo modo que todas las almas con luz necesitan a un alma oscura, para que las almas con luz no se dejen llevar por sus pasiones y tengan un final muy trágico... ¿entiendes?
- Sí... es algo parecido al Ying y el Yang... ¿no?
- Exacto.
- Pero... ¿porque crees que yo soy ese alma luminosa? ¿De verdad crees que no caerás en la desgracia si estas junto a mi?

De repente, justo después de hacer esa pregunta, sentí una sensación extraña dentro de mi alma. No era escalofrío, ni era dolor... era una sensación mas bien agradable. Como aquella vez que nuestras almas se unieron en esa experiencia de éxtasis.

- Escúchame bien, porque no lo diré mas veces: te quiero. Quiero que todo tu ser me acompañe el resto de la eternidad. Quiero tu alma y la sensación que provoca ella en la mía.

Su voz era penetrante. Pude escucharle perfectamente a pesar de estar sumergido en una espiral de placer la cual parecía no tener fin.

- Dentro de la oscuridad, tu eres lo único que puede hacerme fuerte. - me dijo susurrando - Sigue a mi lado y esta tiniebla se volverá luz.

Su voz invadió todo mi ser. Por fin lo entendí: le deseaba. Lo deseaba a él. Deseaba su cuerpo humano. Deseaba su voz... deseaba su alma. Ante aquella situación, pronuncié mis últimas palabras antes de tomar una decisión.

- Por favor... Unámonos.

Oí una leve risa y la oscuridad se hizo mas intensa. Pero pude distinguir como esa sensación de placer se iba apoderando cada vez mas de mí... hasta invadirme por completo.




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Y así es como pasé el resto de la eternidad. Desconozco si todos mis seres queridos me echarán de menos o que, pero según me explicó Atzin... digo Tumma, automáticamente después de nuestra unión la guarida de las almas creó dos copias exactas de nuestros cuerpos y los envió a la Tierra. Según él, ellos se comportaban exactamente como nosotros. Por lo que, para papá y mamá, lo único que había ocurrido era que Atzin se había quedado más tiempo en esa escuela en Londres porque le gustaba el lugar, y yo caí del tejado persiguiendo un pájaro pero que, milagrosamente, no me hice mucho daño. Me conformaba esta solución. Los echaré de menos, han sido la única familia que he tenido en mi vida, pero esta es la única solución que podía haber para no hacerles daño... y para que yo sea feliz. Ya nada sería lo mismo que antes. Ni siquiera nosotros mismos. Porque...

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Ya no éramos Atzin y Alain...
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Ya no éramos Tumma y Valo...
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Ya no éramos oscuridad y luz...
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Solo... éramos un par de almas unidas 
y que ni el resto de la eternidad podrá separar. 




FIN. 

viernes, 11 de abril de 2014

Capítulo 14: Cosas que aún no entiendo.

Hay muchas incognitas en mi vida.
Hay muchas cosas que aun no entiendo. Mire a donde mire, siempre hay un interrogante, un vacío... algo que hace que me plantee si de verdad soy una persona de fiar... o mi hermano solo me está utilizando.

- No digas tonterias. - ya empezamos - ya te dije que...
- Que no era el momento para contarmelo. Vale lo capto. Siempre lo he captado
- Alain...
-¿Que? ¿Que excusa vas a darme ahora?
- No, yo...
- Basta. Yo solo... Necesito tiempo para pensar.


Me fui acelerando el paso. Queria llegar a casa lo antes posible. Adelante mucho a Atzin por el camino y llegue a casa media hora ntes que el. Me sente en el borde de la cama mirando a la ventana. El cielo parecia... mas gris.

- ¿Crees que hago esto por gusto? - Atzin habia llegado a casa y empezo a hablarme pero no me giré - ¿Que te oculto estas cosas porque me apetece y quiero verte sufrir? ¿Que no digo nada por que me gusta verte llorar? ¿ De verdad crees... que soy ese tipo de persona?
- Ya no sé ni quien eres... - le dije con frialdad - no puedo fiarme de ti.

Atzin se muerde el labio. Parece que tiene ganas de llorar.

- ¿Sabes que... cuando un alma se marcha de la guarida de las almas no piede marcharse asi porque si?
- ¿A donde intentas llegar, Atzin?
- Cuando me fui de alli... me dijeron que no dijera nada a nadie, hasta que... no estuviera seguro de haber encontrado a aquella persona especial... Por que sino... Ellos tienen la autoridad para... eliminarme a mi y a la persona que se lo haya contado. No quieren que los humanos sepan esto. Entiendelo, por favor.


Me calle. No queria hablar con el. Todo lo que me decia me sonaba a mentira.

- Asi que... esas tenemos, ¿eh? - me dijo Atzin, indignado. - Cuando esté lejos de tí y me eches de menos te arrepentiras de no haberme creido.
- Me da igual. Te fuiste un dia y volviste.
- Fui para consultar si debia seguir en casa. Si debia volver a estar a tu lado.

Dios mio... que cansado estoy de todo esto.

- Volveras, seguro.
- No esta vez. Esta vez no tengo motivos para hacerlo.


Se fue. Sentí un escalofrio. Sospechaba que esta vez si que se iba a ir  durante un tiempo pero... ¿Porque? Pocas horas despues empezamos a cenar. Habia un silencio sepulcral entre mi hermano y yo. Hasta que me cansé.

- A ver, vale ya de ignorarme. - dije yo.
- Yo no estoy haciendo nada. - me contestó él
- ¿Que ocurre, chicos? - dice mi madre.
- Nada, cosas nuestras sin importancia. - contesta Atzin. - Por cierto, mamá. Voy a aceptar.
- ¿Aceptar el que? - pregunté
- Tu hermano ha sido elegido en tu escuela para ir de intercambio a Londres durante tres meses. Pero dijo que no quería decidir nada hasta hablar contigo. Entonces eso significa que ya habéis hablado...

Esto si que no me lo esperaba.

- ¿Entonces vas a aceptarlo?
- Si, mama.
- ¡Estupendo! Voy a llamar al director de tu escuela ahora mismo para decirle que has aceptado.



Mama se levanto de la mesa. Atzin tambien lo hizo. Le segui.

- ¿Entonces te vas?

No respondio.

- ¿Cuando?

Tampoco hubo respuesta

- Atzin... ¿Volverás?

No me respondio. No me dijo ni si ni no.


Solo... se fue.



CONTINUARÁ...




viernes, 21 de marzo de 2014

Capítulo 13: Pétalos de rosa y sonrisa mentirosa.

 
- El viento sopla.
 
Si... El viento sopla con una extraña y enigmática calma. ¿No será que se aproxima una tormenta? No.. La tormenta nunca se fue. Al igual que cierta persona, que me dijo que se iba a marchar al lugar donde pertenecía, pero acabó volviendo horas después.
 
- No quería preocuparte, así que volví.
- Mentira... Puedo ver en tus ojos ahora mismo que lo que estás diciendo no es cierto.
 
No me respondió, como era de esperar.
 
- Olvídalo. - me rendí.
 
A nuestros padres bastó con poner ojitos de cordero y un par de lágrimas fingidas para ablandarles el corazón y hacer que olvidasen el enfado que habían tenido porque, inexplicablemente, había desaparecido así porque sí.
 
- Esta bien. - dijo mi madre.
 
Todo parecía estar bien. Sin embargo el viento soplaba con una extraña y enigmática calma. La tormenta ha llegado de nuevo. Me mira y sonríe. Que sonrisa mas mentirosa. No es la misma sonrisa de siempre.
 
- ¿adonde te fuiste? - le pregunté, en una de las muchas emboscadas que le hice desde que volvió.
 
Se calló. Volvió a soplar el viento. Pero esta vez unos pétalos de rosa se posaron a mis pies. Era extraño. No entendía la relación entre ambos sucesos.
 
- la rosa... Mi flor preferida entre todas las que existen.
 
Cogió un pétalo y lo observó durante un rato. Al rato la dejó ir y se la volvío a llevar el viento.
 
- Si me preguntas a donde fui... - dijo sin mirarme. - Fui a la guarida de las almas. Nada mas. Deja de atormentarte con eso.
- ¿Por qué fuiste hacia allí?
- Buscaba respuestas.
 
¿Eh?
 
- ¿respuestas? ¿Qué tipo de respuestas puedes conseguir allí que no puedas conseguir aquí... con tu familia...?
 
se me hizo un nudo en la garganta y empecé a llorar. El se acercó a mi. Puso su fría mano encima de mi cabeza.
 
- Cuando vine a este mundo... era para hacer feliz a papá y mamá. Pero parece... que estoy consiguiendo lo contrario. Por eso pensé que no debía estar aquí... Estoy molestándoles. No es bueno que este con ellos. No valgo nada...
- ¡Cállate!
 
Atzin se sorprendió.
 
- Eres... eres el hijo que creyeron muerto y que revivió de repente... ¿Crees que no vales nada? te equivocas. Te quieren. Mas de lo que piensas.
 
Se hizo el silencio.
 
- Idiota.
- ¿eh?
- Si estas intentando que me ablande... - me miró con los ojos llorosos. - Lo has conseguido... Maldito seas.
 
Le abracé aun sin entender nada de nada. Al soltarle, tenia la misma sonrisa mentirosa que antes.
 
- Para ya de sonreír así. No finjas estar bien si realmente no lo estas.
 
Me miró a los ojos. Otro pétalo de rosa se acercó a nosotros. Atzin pudo cogerlo al vuelo.
 
- ¿Me puedes explicar...?
- ¿Las pétalos?
- Si. De donde salen.
- No tengo ni idea.
 
Nos reímos.
 
- Lo único que sé... - empezó a decir él - es que aparecen cuando mi alma es realmente feliz.
 
Sonreí. Me alegraba de oír eso.
 
- ¿Vamos a casa?
 
Le tendí la mano. Él la agarró, con fuerza.
 
- Si.
 
Esa noche antes de dormir pude ver los pétalos de rosa invadiendo nuestra habitación. Me giré para observar a Atzin. Estaba dormido con una sonrisa. Pero no era una sonrisa mentirosa como las de antes.
 
Era la sonrisa mas sincera que había visto nunca.
 
CONTINUARÁ...

domingo, 2 de marzo de 2014

Capítulo 12: Donde pertenezco.


- Pero... ¿Que es esto?

Nuestra habitación, de nuevo estaba hecha un desastre. Y, de nuevo, nos ganamos una bronca de nuestra madre.

- ¡¿Me podéis explicar como es posible que esté la habitación tan desastrosa?! Me gustaría saber que clase de fiesta os montáis vosotros para dejarla así.
- Mamá... no es para tanto. - intervino Atzin.-  Le da un aspecto exótico a la casa.
- ¡Y tanto que le da un aspecto exótico! - dijo mamá en tono irónico. - Por que si escarbamos un poco, seguro que encontramos bichos por aquí.
- Anda que no molaría encontrarnos serpientes por aquí.

Atzin y yo nos aguantamos la risa para no cabrear mas a mamá.

- ¿Os parece divertido?

Me dio un escalofrió. Cuando mamá usaba ese tono, significaba que nos pasaríamos una hora aguantando sus gritos. Y no me equivocaba. Pero esa vez, habiendo pasado 20 minutos, la casualidad hizo que yo agachara la cabeza en el momento justo como para ver una cosa negra aproximarse al pie de mamá. Era Sherry, la araña que Atzin estaba cuidando desde hace algunas semanas a espaldas a mamá. Se me paralizó el cuerpo. No solo por ver a la araña que, admito, a veces me daba un poco de repelús, sino que también me imaginaba como seria la reacción de mamá. Yo no quería ser el responsable de decírselo.

"Díselo", me dijo Atzin mentalmente.
"Ni de broma. Hazlo tú que para eso es tu araña" le contesté yo.
"¿Sabes la que nos montará si lo descubre?"
"Lo descubrirá de todos modos. Díselo."
"No, díselo tú."

No hizo falta discutir mas. Mamá ya vio a la araña por su cuenta. Pegó tal grito que todos los de la ciudad se debieron enterar de algo. Nos costó hora y media hacer que dejara de correr por toda la casa y convencerla de que Atzin había tirado la araña (cosa que era mentira, ya que Atzin la había vuelto a esconder). Cuando fue a dejar a Sherry en su nuevo escondite, soltó un suspiro.

- ¿Y ahora que te pasa?
- No pensé que se pondría así...
- Tu le conoces de hace mas tiempo. tendrías que haberlo previsto.
- A veces me parece que no la conozco lo suficiente... o que ella no me conoce a mi.
- ¿Que quieres decir?

Atzin sonrió, pero no me respondió. Se le veía un poco melancólico. Ato seguido me cogió de la mano y me llevó al tejado.

- ¿Vas a hacerme volar otra vez? - dije, recordando lo mal que lo pasé aquella vez.
- No... Y tranquilo, hoy no te haré nada raro, ni te llevaré a ningún sitio extraño, ni te haré fusionarte conmigo ni nada... Hoy solo vamos a hablar.

Por alguna extraña razón, en vez de suspirar aliviado, aquello me entristeció un poco.

- ¿De que quieres hablar?
- Alain... Tu... ¿crees que debería estar aquí? ¿Crees que debería quedarme en esta casa? ¿Crees que debería quedarme aquí, sabiendo que no paro de darle problemas a papá y mamá? ¿Tan... tan mal hijo soy?

Le miré. Se le veia terriblemente afectado. Apoyé mi cabeza en su hombro en señal de apoyo, ya que no conseguía encontrar las palabras adecuadas para animarle.

- A veces pienso que debería irme.
- ¿A donde?
- A donde pertenezco. Quiero irme y dejar de dar problemas a todos: a papá, a mamá, a tí...
- ¿A mi? ¿Cuando me has dado problemas tu a mi?
- Desde que te conocí... todo lo que te he hecho te ha dado problemas. Lo primero fué decirte que me llamaras Tumma, lo que provocó que tu quisieras saber que significaba. Y lo último fué lo de la carta... Jamás debí permitir que la vieras.

Me quedé callado. No había caído en ello.

- ¿Y piensas que lo mejor para solucionar eso era marcharte? ¿Desaparecer? Así no se arregla el problema. Si te vas... dejarás una familia rota. Una familia que te quiere... ¿De verdad crees que el daño que le harás a papá y mamá va a servir de algo?
- Servirá para que no pueda hacerles daño mas con mis actos indebidos.
- No vale la pena, Atzin. No lo hagas. No te vayas.
- Será lo mejor para todos.
- Te equivocas, lo empeorarás.
- Tengo que hacerlo

Atzin se levantó. Se dejó deslizar hacia el borde del tejado y se preparaba para "emprender el vuelo". Le detuve.

- No... por favor.
- No me lo hagas mas difícil.
- ¡Es que no quiero que te vayas!
- ¡¿Y que quieres que haga?! No paro de perjudicar a todo el mundo. Aun que me quede a arreglarlo, volveré a provocar mas problemas. Pero no puedo evitarlo. Yo soy así. Nadie me puede cambiar.

Conmovido por sus palabras, le solté.

- Está bien... Si es lo que quieres, vale. Adelante. Pero antes de irte... piensa en el peso que pondrás sobre mis hombros.
- ¿Que quieres decir?
- Yo me quedaré aquí, y tendré que consolar a papá y mamá cuando estén afectados por que te fuiste. Ademas... ¿como les explico tu partida?
- No lo expliques. Dí simplemente que te despistaste un momento y que cuando te diste cuenta yo ya no estaba.
- Pero eso es... Oh, de acuerdo. Haz lo que quieras.

Se giró mirando el cielo.

- Una última cosa. - dijo sin mirarme. - Que me vaya no significa que no te echare de menos.
- Jamás dudé eso.

Me miró, sonrió y desapareció.

Él se fue. Me dejó solo. Me abandonó. Sentía que mi mundo, mi luz se estaba apagando poco a poco. Pensaba que era el fin.

Pero no lo era. Lo supe porque, tan solo dos días después de partir, él ya estaba de vuelta.

CONTINUARÁ...


viernes, 21 de febrero de 2014

Capítulo 11: Eso no estuvo bien... o si.



Por fin.


Volver a casa después de tanto tiempo es... una sensación extraña. Realmente me alegró volver. Tenia superado lo de la carta y quería volver al que ahora ha sido y siempre será mi hogar. Entro en mi habitación para dejarlo todo con ayuda de papá y mamá... y allí estaba. La carta. me dispuse a cogerla, cuando mamá se me adelantó.

- ¿Quien ha dejado esto aquí? Os lo dije un montón de veces: no quería que esta carta volviese a estar en esta casa.

Mamá pisó el pedal de la papelera. Iba a tirarla, pero yo se lo impedí.

- Dámela, cariño.
- No. - le dije desafiante. - Es mía.
- Ya has visto lo que te provocó esta carta. No quiero que vuelvas a tener otra crisis.
- me controlaré.
- Dame eso.
- ¡NO!

Creo que me he pasado. Que yo recuerde, nunca le había gritado así a nadie. Mamá suspiró.

- ¿Porque eres tan cabezón?
- No se trata de eso. Se trata de que es su carta. Si fuera algo sin importancia no me importaría tirarla pero... es una carta que escribió mi madre. Ella tocó el papel con sus propias manos, cogió un bolígrafo y lo hizo bailar sobre el papel para escribirme unas palabras con todo corazón. De mi nombre, esto es lo único que conservo de mi madre. Ademas, mira. - le puse la carta delante de sus narices. - Su letra... es igual a la mía. esta es la única prueba que tengo de que mi madre y yo nos parecíamos. Por favor, no elimineis el único objeto que conservo de ella. Por favor.

Hubo un silencio en toda la casa. Mamá suspiró.

- Esta bien, puedes quedarte con la carta. Pero te advierto que si vuelves a salir afectado por ella, la tiraré sin avisarte. ¿De acuerdo?
- De acuerdo.
- Anda, ve a arriba y deshaz tus cosas.

Fui pitando al piso de arriba con la carta en la mano, eufórico. Al abrir, me encontré a Atzin deshaciendo mi bolsa del hospital.

- Atzin, no te molestes ya lo hago yo.
- Ah, no, ni hablar. - dijo, deteniéndome y empujándome suavemente para que me sentara en la cama. - Quédate quieto y descansa. No quiero que te vuelva a pasar nada... Sobretodo teniendo en cuenta que el hecho que encontraras la carta fue solo culpa mia... Lo siento.

Siguió deshaciendo la bolsa. Cuando se giró para guardar una cosa en el armario, me levanté y le abrace por detrás. Él se quedó quieto. Supongo que no se lo esperaba.

- No fue culpa tuya.
- Pero...
- Shh., Tumma, no me lleves la contraria o lloraré.

En aquél momento, descubrí que el chantaje no era tan difícil como creía.

- De todos modos, esto en algún momento tenia que pasar. He decidido ser fuerte y lidiar con ello. Pero solo podre conseguirlo en un hogar como este. Quiero quedarme aquí.

 Atzin se separó de mi. Se le veía feliz. es mas, se le veía inmensamente feliz.

- Vamos a cenar.

Después de cenar, cuando ya estaba a punto de dormir, Atzin entró en la habitación para acostarse.

- Mamá ha vuelto a insistir en que si quieres quedarte a dormir con ellos. Yo les he dicho que no, que mejor que te quedaras conmigo y no hicieses nada fuera de lo normal.
- Gracias.

Estaba de espaldas a él, pude notar como unas manos me arropaban con suavidad.

- Si no te tapas, te resfriarás.

Sonreí.

- Eres el mejor hermano que uno podía desear.

Mi sonrisa se contagió en el fantasmal y pálido rostro de Atzin. Atzin se dio la vuelta y abrió el cajón de su mesita de noche. Parecía que buscaba algo.

- Por cierto... Antes has dicho que.. la carta es la única prueba que tienes de que tu madre y tu sois muy parecidos... Pero eso no es cierto.

Estaba confuso.

- Atzin, no... no te entiendo. ¿Que me quieres decir con eso?

Del cajón en el que estaba rebuscando sacó una fotografía. Me la dio. Yo la miré desconcertado. Al darme cuenta de su simbolismo, me temblaron las manos.

- E-Ella es...
- Si, es ella. Era una mujer realmente preciosa. Y mira a ese bebé que lleva en brazos. Es clavadito a ella. Alain. - dijo, mirándome. - Después de ver esta foto no pude evitar ver que eres la viva imagen de una mujer luchadora y fuerte y, que a pesar de todo lo que pasó, aun tuvo las ganas de hacerse esta foto con una sonrisa en la cara. Sois completamente iguales.Y no me refiero solo físicamente. Yo... puedo ver el alma de una persona a través de una fotografía, ya sea viva o muerta. Cuando la vi por primera vez, para mi sorpresa vi que su alma y el alma de aquí dentro, - señalo a mi pecho. - son igual de puras y brillantes. Tienes la misma alma que tu madre. Eres ella. Siéntete orgulloso. - me mira a los ojos. - Y deja de llorar.

Pues si, estaba llorando y ni siquiera me había dado cuenta. Cogí la foto y la miré un segundo.

- Muchas gracias. Tus palabras siempre me consuelan y me hacen feliz. Ay, jolín.

Estaba tan emocionado que me vinieron mas ganas aún de llorar. Atzin me abrazó.

- Por favor, no llores. Sino, mamá pensará que has vuelto a entrar en en crisis y tirará la carta.

Me incorporé secándome las lagrimas.

- Oh, es cierto.

Atzin se rió.

- Vete a dormir. Necesitas descansar.
- Si...
- Yo haré lo mismo.

Atzin se iba a meter en su cama pero yo, inconscientemente, le detuve agarrándole de la manga.

- ¿Que ocurre? ¿Estas bien?

Estaba muerto de vergüenza. Sabia lo que quería pedirle, pero no encontraba el valor para hacerlo.

- Yo...
- Quieres que duerma contigo esta noche, ¿no?

Suspiré. Me ha leído la mente otra vez. Aun que, mejor así. de esta forma no tenia que decirlo en voz alta. Atzin se metió en la cama a mi lado.

- Que conste que si pasa algo, yo no me hago responsable. Yo soy un alma convertida en ser humano y tengo mis instintos.
- ¿Que quieres decir? ¿Te refieres a lo que pasó ese día? ¿Lo de la fusión? Sabes como me siento acerca de eso. Eso que pasó no estuvo bien... o si. No lo sé, es todo muy confuso. No saques el tema mas, por favor. Porque... ¿Te refieres a eso, verdad?

Atzin rió a carcajadas. Cuando conseguí que parara, me miró y me dijo:

- Alain, a veces eres tan inocente.


No comprendía que había pasado, pero decidí no insistir mas. Mi hermano se durmió casi al instante y yo, sin poder apartar la mirada de él, tomé una decisión que me iba a traer muchos problemas, pero también alegrías:


Quiero vivir aquí.

CONTINUARÁ...

viernes, 14 de febrero de 2014

Capítulo 10: Experiencia de éxtasis.

 
Todo esta muy borroso.
 
 
 
¿Dónde estoy?, me pregunto un millón de veces. Por desgracia no encuentro una respuesta. Oigo voces a mi alrededor. Parecen las de papá y mamá. O eso creo. Parece que lloran. ¿Por qué lloráis?, intento decirles. Desgraciadamente mi boca no produce sonido.
 
- ¡¿Que está pasando aquí?! - intento gritar. - ¿Por qué no puedo hablarles?
- Por que estas muerto.
 
Aquella voz me atravesó el lugar donde debería estar mi oreja que, por alguna extraña razón, notaba que había desaparecido.
 
- ¿Qué me intentas decir? Si esto es una broma de las tuyas...
- No es ninguna broma. Mírame.
 
Giré la cabeza hacia donde provenía esa voz, pero no vi nada. No vi su cuerpo fantasmal que tanto me hacía estremecer. Solo vi una masa amorfa y oscura que flotaba delante de mi.
 
- Atzin... ¿Eres tu?
- No soy Atzin, soy Tumma. Quien soy realmente. Soy un alma oscura. Pero eso no es lo que mas importa, ¿te has mirado a ti mismo?
 
¿Eh?
 
- Soy... ¡Soy una cosa extraña! ¿Cómo es posible?
- Eres como yo. Eres un alma. Pero, a diferencia de mi, tu alma esta llena de luz. Esa es la diferencia entre tu y yo.
- Pero... ¿Y nuestros cuerpos? ¿Por que estoy muerto? ¡No entiendo nada!
- Tal vez no lo recuerdes... Pero una semana después, cuando estaba contigo en la habitación del hospital, tu... despertaste. Pero en vez de hablar, lo primero que hiciste fue...
- ¿Fue?
- ... saltar por la ventana.
- ¿Saltar por la ventana? ¿Así por que si?
- No parecía que lo hicieras inconscientemente. Creo que querías acabar con tu vida. Por desgracia, yo estaba en el baño en ese momento.
 
Me dio un escalofrío.
 
- Bueno, pero eso solo explica que yo muriera. ¿Qué hay de ti? ¿Por que te has transformado en un alma?
- A diferencia de ti, yo puedo elegir libremente cuando morir.
- Ya entiendo...
- Y si he decidido morir... ha sido por ti. Verte morir así de esa forma, ha sido demasiado. No he podido soportarlo.
- ¿Tanto me quieres?
 
No responde.
 
- Oye...
- ¿Qué ocurre, Valo?
- Yo... no quiero morir. es posible que el hecho de que saltara viniera conducido por el contenido de esa carta... Pero yo no quiero morir. Me equivocaba. La vida merece la pena vivirla. Lo verdaderamente triste es que mi madre nunca llegó a saberlo.
- Lo se... Pero aun no es tarde para volver a la Tierra. Puedes revivir si quieres.
- ¡¿Que?! ¿Y como se hace eso?
- Solo tienes que pedírmelo y yo haré por ti.
- Esta bien, pues quiero....
- ¡Espera!
- ¿Que?
 
¿Qué le pasaba ahora al atontado este?
 
- Hay... algo que llevo queriendo hacer desde que te conocí. Y antes de revivir, quiero probarlo. Por favor.
- ¿Luego volveré a la Tierra?
- Te lo juro.
- ¿Y que es?
 
Sentí un escalofrío. A pesar de no tener cuerpo, sentía sensaciones como esa con total claridad. Un ruido extraño llegó a mi oreja. Como si alguien estuviera respirando con dificultad.
 
- ¿Que... haces?
- A esto se le llama fusión de almas. Es una sensación realmente única. Solo pueden realizarla dos almas compatibles... Aguanta. 
 
Un leve dolor invadió mi cuerpo. Pero, a diferencia de otros, este dolor no molestaba. es mas, tenia un cierto agrado. Los puntazos de dolor se incrementaban cada vez con mas frecuencia. Pero, aún así, yo quería mas... ¿Qué es esta sensación?
 
- Yo sé lo que es.
 
Preferí no preguntarle el que. Su respuesta me daba miedo.  Poco a poco, el dolor iba desapareciendo. Y el frio también. Al rato, volví a estar como antes.
 
- Vaya... ¿Qué ha sido eso?
- Es fácil. Es lo equivalente al sexo en los humanos. Pero lo nuestro es mas profundo. Por que no se hace con el cuerpo...
- Sino con el alma. 
 
Atzin ríe.
 
- Creo que deberíamos volver. Mamá y papá nos echarán de menos... Tenemos que volver a ser la misma familia de antes. 
 
 
Asiento. Sin previo aviso, esa masa oscura que era mi hermano desapareció. de hecho, todo lo de mi alrededor desapareció. En su lugar había luz. cada vez mas luz. Parecía que estaba siendo conducido aun lugar parecido al cielo. Estaba feliz. Solo me dejaba llevar libremente...
 
 
Hasta que abrí los ojos.
 
 
 
 
Creo que nunca me había abrazado tanto en toda mi vida. Mamá me apretó fuertemente mientras seguía llorando.
 
- Lo siento. - dijo entre llanto y llanto. - Jamás debí dejar esa carta en un lugar como el armario donde se puede encontrar fácilmente.
- ¡Mamá, tranquilízate!
- ¡No puedo!
- Entiendo que estés aun asustada por el hecho de verme muerto... pero estoy bien. Cálmate. No quiero verte llorar mas.
 
Mi madre me miró con cara extraña.
 
- ¿Muerto? Hijo mío, nunca has estado muerto. Solo estuviste inconsciente una semana desde que pasó eso de la carta.
 
¿Pero que...?
 
- Pero yo... Yo creí...
 
Ya lo entiendo. Había sido una alucinación provocada por Atzin mientras estaba inconsciente. Así que, realmente jamás había saltado por la ventana. Miré a Atzin con una mirada asesina. Él comprendió mi enfado y no dijo ni palabra.
 
- Creo... Que debes de estar algo cansado. - dice mi padre mientras mi madre y él se levantan para marcharse. - Nosotros nos vamos. Esta noche quédate con él, Atzin. Ah, y procura no matarle de un disgusto, por favor.
- Haré lo que pueda. - dijo Atzin en tono irónico.
 
La puerta se cerró. Al asegurarme que papá y mamá estaban fuera de la habitación del hospital, cogí una almohada y la aprendí a golpes contra Atzin.
 
- ¡Idiota! ¡Maldito idiota! ¡Me dijiste que estaba muerto!
- ¡Tranquilízate! ¡Si te calmas tal vez te lo puedo explicar!
- ¡NO!
 
Seguí dándole golpes sin cansarme. Era increíble como podía tener tanta energía a pesar de haber estado mas de una semana en el hospital. Pero una de ellas se me fue de las manos. No, Atzin me la quitó. La tiró al suelo. Intenté recuperarla abalanzándome sobre él. Pero Atzin, con una fuerza que yo ignoraba que tenia, me empujó para que cayera sentado en la cama.
 
- ¡Me has empujado!
- ¡Es que eres un histérico!
 
Me puse la mano en el corazón intentando calmarme. Él tenia razón, parecía un histérico. me intenté tumbar, mientras intentaba que mi respiración se ralentizara. Atzin se acercó a mi y me dio la almohada.
 
- ¿Mejor?
- Si... creo que si.
- Oye... siento haberte mentido. Pero yo... Solo quería hacerte creer que estabas muerto para hacer que no tuvieras esas ganas de morirte. Pensé que si lo hacía así... Cambiarias tu forma de pensar.
 
Suspiré. Atzin me cogió de las manos.
 
- Pero... Todo lo que hicimos luego era real. Realmente nos fusionamos... Fue la mejor experiencia de mi vida. Fue una experiencia ... de éxtasis.
 
Sonreí. Para mi también había sido una experiencia muy agradable. pero eso no quitaba que Atzin me había mentido. Con una sola mirada se lo hice entender todo.
 
- Por favor, Alain, no te rindas. Si hay otro motivo por el cual te mentí era por que quería que vivieses, y que estuvieses a mi lado. Quería que alegraras la vida de papá y mamá. Y la mía también.
 
En eses instante, a Atzin se le cae una lágrima. Y luego otra. Y otra. No paraba de llorar mientras me miraba a los ojos. Le abracé. Él me apretó fuertemente.
 
- Prométeme que no vas a volver a darme disgustos así nunca mas. No quiero un mundo sin mi querido Valo... Por favor.
 
Me quedé pensativo. No sabia si podría cumplir una promesa así. Aun así, si quería animar a mi hermano, al igual que él había hecho conmigo, solo habían tres palabras que podía decir:
 
 
- Te lo juro.
 
CONTINUARÁ... 

viernes, 7 de febrero de 2014

Capítulo 9: No dejes de brillar.

 
 
 
Mi querido Alain...
 
 
Todo se ha vuelto tan complicado últimamente... La vida no siempre nos trata como nos merecemos, pero en tu caso se ha excedido. Estoy aquí a tu lado en el hospital para desmentirte lo que dijiste antes de desmayarte: aquello que pasó no fue tu culpa. Tu existencia nunca ha sido un problema para nadie y, desde luego, no para tu madre.
 
Tuviste mal suerte. Solo ha sido eso. Si existiera el destino, dudo mucho que el tuyo sea sufrir pr existir. Tu existencia no provocó en ningún momento el fatal desenlace de tu madre. Ella te protegió. Intentó que tuvieras otra oportunidad para poder dejar salir tu luz interior, esa luz que te carazcteriza. Esa luz que ahora, después de leer aquella carta, noto que se va apagando cada vez mas.
 
En el momento en que te desmayaste, noté que una parte de ti había muerto. Aquella parte que hacia que pudieras sonreír sin motivo alguno, que hacia que tu risa alegrara a cualquiera que lo oyera... en definitiva, aquella parte de ti que te hace especial. mentiría si dijera que aquello no me afectó. Tu luz es lo que me mantiene vivo. No puedes rendirte ahora.
 
 He estado siglos buscando un alma compatible con la mia, que hiciera mas visible mi oscuridad. Por fin te he encontrado, pero ahora ese alma se esta consumiendo a si mismo. Como una estrella que muere y se convierte en un agujero negro. Antes eras una estrella. La estrella mas brillante que he visto nunca. Ahora, te estas destrozando por dentro.
 
 
 
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Ha pasado mas de una semana desde que estas aquí. ¿Cuándo piensas despertar? ¿Por qué no haces lo que haces siempre: abres los ojos, nos miras a todos y nos das un abrazo mientras sonries? En mi opinión, ya has sufrido bastante. El pasado es pasado. Y lo que pasó hace 12 años, pasó, y ya no se volverá a repetir. ¿Porque, entonces, siques así? ¿Qué tengo que hacer para verte sonreir otra vez?
 
Sé que te pido muchas cosas, y que lo he hecho siempre. Pero, si consigues superar esto, te juro por mi alma que solo te pediré una cosa de ahora en adelante: no dejes nunca de brillar. Eres luz, yo oscuridad. No puede haber oscuridad si no hay luz. Tampoco puede haber luz si no hay oscuridad. ¿Lo entiendes ahora? Nos necesitamos mutuamente. Por eso, si uno de los dos cae en el abismo, es responsabilidad del otro hacer que vuelva en sí otra vez.
 
Y es lo que haré yo. Daré lo mejor de mi para verte sonreir de nuevo, mi querido Valo.
 
 
 
 
 
 
y Quien iba a decirme a mi que, una semana después, el mundo volvería a iluminarse tanto como lo hacía antes.
 
CONTINUARÁ...