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viernes, 20 de diciembre de 2013

Capítulo 2: Sigo consternado


Plash.

Este era el único ruido que escuchaba en ese momento. Y no, no estaba en la extraña y oscura realidad de mi misterioso hermano. Estaba en el baño, intentando relajarme oyendo como caían las gotas en la bañera mientras me secaba con una toalla. El baño era agradable, bien decorado y parecía como si siempre hubiese estado limpio. El resto de la casa era mas de lo mismo. Decoración moderna, aun que desconocida para mi. Nunca había vivido en un lugar así de precioso. Creo que, desde que tengo memoria he vivido en el orfa. No había conocido otra realidad mas que esa. Hasta ahora. Y, en ese tema almenos, no echaba de menos para nada el estar allí.

Abro la puerta del baño y una nube de vapor sale de él hacia el pasillo. Creo que me he pasado con el agua caliente. En mis manos llevo la ropa que tengo que poner dentro de ese "robot de acero" para que este lo limpie mientras le va dando vueltas a toda la ropa sin descanso. Recuerdo avergonzado el día que la ví funcionar por primera vez, cuando les pregunté a mis padres si la ropa no se mareaba. Creo que se rieron. O a lo mejor no. No lo recuerdo. La verdad es que he intentado olvidarlo. Sin embargo, Atzin no. Él me lo recuerda cada vez que ve que tiene una oportunidad de avergonzarme.

Mientras caminaba por el pasillo de camino a la lavadora, todo se vuelve oscuro. De nuevo.

- ¿Qué quieres, Atzin? - dije sin girarme. - Ya es la tercera vez hoy.
- ¿Cuántas veces tengo que decirte que ese no es mi verdadero nombre?
- Ya lo sé. pero no le veo lógica a llamarte por un nombre que te has inventado tú.

Él se quedó callado. Parece que le ofendí. Me giré para confirmarlo. Y así era.

- Oye... lo siento. No quería ofenderte. Pero te conozco apenas hace un mes y... nunca me has explicado el significado de Tumma. Además, Tumma me recuerda a tumba... y eso me da mal rollo.
- Eso es por que tiene algo que ver. Pero Tumma tiene otro significado.
- ¿Qué significado? ¡No me dejes en ascuas, jolín!
- Los humanos solo deberían saber las cosas en el momento en el que les conviene mas saberlo.
- ¿Y yo no lo sé porque...?
- Por que no te conviene ahora mismo.

Suspiro. Hablar con Atzin siempre me agota. Siempre está en su mundo, con su secretismo y sus misterios... y nunca es capaz de contarme nada de nada... Tanto que decía que yo era el único que podía entrar en su realidad y no es capaz de decirme el significado de su estúpido nombre. Pero, como soy insistente por naturaleza, le volví a instistir.

- ¿Y cuando me convendrá saberlo?

Atzin suspira. Parece que le he cansado con tantas pregunas mias... ¡Bien! Así sabrá lo que se siente. De repente, esboza una sonrisa que me provoca un escalofrío fantasmagórico. Se acerca a mí, como si de un espectro se tratara, y me susurra con su suave voz:

- Solo podrás saber porqué me llamo así cuando se me ocurra el nombre que mejor te va a ti.
- ¿El que mejor me...?

No pude terminar la frase. El frio por su presencia me recorre todo el cuerpo. Me congelo. Intento darme calor a mi mismo pero no funciona. Mi hermano parece darse cuenta de como estoy... Por primera vez.

- ¿Estas bien?
- ¿No... no te das cuenta, no?
- ¿Perdon?
- Desde... que te conocí todo ha sido así. Tu me has intentado arrastrar hasta aquí desde el primer día. Sigo consternado por que no entiendo lo que pasa, ni que es lo que pasa por tu cabeza para hacerme esto. Es tu realidad, no la mía. No te das cuenta del efecto que provocas en mí. Y no es bueno. No estoy bien.

Silencio. No me atrevo a mirarle a la cara, pero creo que con estas palabras le he echo daño. No pretendía hacérselo... pero es la verdad.

- Lo siento... Alain, de verdad que lo siento...

Todo vuelve a la realidad. La ropa que antes sostenía en mis manos esta toda esparcida por los suelos. Me apuro a recogerla, y cuando me levanto Atzin no está. Suspiro y me voy directo a la lavadora.

Durante la cena Atzin esta ausente. Mira al plato mientras se nota que está pensando en lo que ha pasado hace un rato.

- Hijo, ¿Qué ocurre? ¿No tienes hambre?

Atzin hace que no con la cabeza. Sin pronunciar ni una palabra.

- Esta bien... Pues lávate los dientes y vete a dormir.

El asiente. Se levanta y se marcha. De mientras, yo intento acabar de cenar, pero a mi también me invaden los pensamientos. Mamá se da cuenta.

- ¿Pero que os pasa hoy a los dos?
- Mamá... ¿Es normal que los hermanos... discutan?
- Por supuesto que es normal. Todos los hermanos discuten. Pero a ti te importa él. Y tu le importas. es una bendición que hayas venido. Atzin necesitaba un poco de "luz" en su vida.

Luz.

Desde hace días esa palabra resuena en mi cabeza como un tambor. Mis dudas se multiplican. ¿De verdad soy tan importante para él? ¿Le importo? Estoy harto de estas preguntas. Debia aclararlas de inmediato.

- ¿Ya no quieres mas?
- No, pero gracias por la comida. Estaba muy bueno, te lo juro. - le doy un beso en la mejilla. Me levanto y dejo el plato en la cocina. - Ah, dale un beso de mi parte a papá cuando venga de trabajar. ¡Buenas noches!

Me meto en el cuarto. No me he lavado los dientes, pero había algo que debía aclarar con mi hermano y eso corria mas urgencia. Tal y como me había imaginado, Atzin estaba allá, mirando el cielo estrellado a través de la ventana del dormitorio que ambos compartíamos. Me pongo a su lado. El silencio nos invade a ambos. Pero yo decido romperlo.

- Oye...
- Si que lo eres.
- ¿Eh?
- ¿Ibas a preguntarme si eres importante para mi, ¿no? Pues yo te digo que si que lo eres.
- ¿Cómo lo...? Ah, ya lo pillo. - Últimamente voy pillando sus trucos. - Puedes leerme el pensamiento.
- Eres listo.

Sonríe. Me alegra ver que le he provocado una sonrisa.

- Me alegra saber que soy importante para ti... Y no te preocupes por lo de antes. Olvídalo todo y vámonos a dormir.
- ¿No me guardas rencor?
- No, pero estoy un poco confuso. No entiendo como provocas esa "realidad". Si algún dia me lo explicaras...
- Algun día te lo contaré. Pero no hoy.

Nos metemos en la cama. Nuestras camas están en paralelo, una al lado de la otra por lo que, en días extraños como hoy, podemos darnos la espalda para evitar mirarnos a la cara y provocarnos dolor mutuamente. El silencio vuelve a reinar entre nosotros. Pero esta vez es Tumma (¡lo he dicho bien!) quien decide romperlo.

- Oye, Alain...
- ¿Si?
- ¿Alguna vez has oído hablar... de la guarida de las almas?
- ¿La que?
- Nada. Buenas noches.

Atzin se ha dormido. Tiene una rapidez para dormirse realmente admirable. Suspiro, cierro los ojos e intento dormir. La guarida de las almas... Que bien. De nuevo, mi querido hermano volvía a hacer gala de su misteriosa personalidad con algo misterioso que seguro que no descubriría yo por mi mismo. Solo espero que algún día sea bondadoso y decida contarme todos aquellos misterios suyos los cuales yo me desvivo por saber.

Algún día...


CONTINUARÁ...

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